Creo que uno odia tanto hacer trámites porque nunca se sabe si vas a hacer dos horas de cola para que al llegar a ventanilla justo te falte ese papelito o te hayas olvidado algún documento o simplemente la persona que atiende esté cansada, por lo que seguro también va a estar de mal humor; y el trámite no se termina.

Hacer este tipo de tareas implica juntar toda la documentación necesaria los días anteriores, averiguar qué hay que pagar, donde, cuando y cómo, levantarse a las 5 / 6 ó 7 de la mañana (cuando seguramente llueve o hace 10 grados bajo cero) o hasta viajar, generalmente, a Buenos Aires.

Yo, y no creo ser la única, DETESTO hacer cualquier tipo de trámite (visa, pasaporte, documento, carnet de conducir, cédula, banco, multas…) porque no sólo TODOS ellos son 40mil veces más lentos de lo que deberían ser sino que muy pocas veces estoy de humor a esas horas de la mañana parada en una fila donde sé que pasaré las próximas dos horas.

Así y todo, qué bien se siente cuando después de haber juntado la documentación, haber pagado todo lo correspondiente, haber viajado a Buenos Aires, hecho la cola, pasado la seguridad… terminas exitosamente el trámite con la VISA en mano!!!!

Next stop: LA - VEGAS

Uno se cansa de esperar. De luchar. De remar. Y el otro se cansa de aguantar. De pelear. De remediar. Es allí cuando desgasta la paciencia. Las actitudes. Las mentiras. Las caricias con culpa. Las miradas perdidas. Las palabras vacías.

Uno se cansa de lidiar. De soportar. De contener. De mantener. Y ya llega tal punto que ni siquiera piensa en el otro. No es por falta de interés, sino por amor propio. Por un dejar de disimular. De pensar. De soñar.

Uno quiere dejar ese peso que soporta varias horas, varios días, varios meses. Uno quiere caminar sin carga, avanzar sin trabas, continuar sin molestia. Y cuando ese uno siente que no puede, ese otro desaparece. Intenta algunos minutos pero esas ganas se desvanecen por el frío muro de protección que parecer volver a levantarse. Esa sabia capa que parece intuir cuando hace falta. Cuando se necesita. Cuando se la solicita.

Uno se cansa de levantar. De sobrellevar. De resistir, pero por sobre todo, de sufrir.

Amor es compartir y respetar. Es sentirse vulnerable y supremo a la vez. Es levantarse con ganas y andar por la vida con una sonrisa. Amor no es sólo amar al otro, sino demostrárselo con actitudes. Amor no son celos, ni peleas. Amor no es mandar mensajes a cada segundo. Amor no son reproches, ni inseguridades. Amar no es temer, ni prohibir. Amar es equivocarse y remediar los errores. Amar es perdonar y entender. Amar es CREER.

Amar es sentirte niño y poder tener a veces caprichos. Amor es sentirte acompañada y tranquila. Amor es paz y diálogo. Amor es reírse sin sentido, andar distraída y olvidarse de comer. Amar no es reprochar, ni demandar. Amor es apostar, arriesgar y elegir. El amor no entiende de egoísmos. Amar es resolver problemas juntos. Amar es enloquecer pero en el buen sentido de la palabra. Es ver todo de un modo más simple. Es ser pesada, cargosa y colgada. Amar es dejar de lado UN POCO el orgullo y la terquedad. Es escuchar. Es ponerse en el lugar del otro siempre. Amar no es esperar, sino dar; pero por el simple hecho de querer dar. Amor no es inercia ni rutina. Amar no es competir, ni compararse. Amor es libertad. Es hacer cosas juntos y no. Son los abrazos sin palabras, son las habladas miradas.

Otra vez esa sensación de impotencia. De no encontrar el error y tener que resignar todo sin siquiera saber porqué. Sentir que hice las cosas bien, mas no valió la pena.

Como si las sonrisas hubieran sido falsas. Como si los besos no hubieran sido verdaderos. Como si los abrazos no los hubiera sentido. Como si las palabras se hubieran ido.

Me vuelvo a encontrar frente a la computadora con un millón de preguntas sin respuesta. Sigo con esa incertidumbre de no saber qué fue. Sin buscar culpables, quiero ahogarme en el olvido. Deseo dejar de sentir. Pretendo dejar de extrañar. Espero dejar de esperar.