Es impotencia el saber que me cuesta tanto abrirles los ojos. Es impotencia saber que hay gente que ya no sueña. Es impotencia escuchar un “no puedo”. Es impotencia ver vidas vacías auto-convenciéndose de que están en el único camino que existe. Es impotencia que me cueste tanto transmitir mi energía. Es impotencia tener la certeza de que muchas personas no tienen objetivos por creerlos inalcanzables. Es impotencia oír un “es lo que hay”. Es impotencia esto que siento por aquellos que la conformidad los supera, que el miedo los paraliza, que la comodidad los frena. Es impotencia por ellos que siguen, que por inercia viven.

Es toda esa impotencia que me hace explotar la cabeza en noches como éstas. Pero es también la misma que me motiva a actuar, a luchar, a no rendirme, a superarme, a llegar. Es lo que me convence de que muy muchas veces es mejor demostrar más que intentar explicar. Es lo que me hace tener la convicción de que no tengo que dejar escapar nunca la niña que tengo adentro: ilusa (como creen algunos), queriendo hacer todo YA, sin obstáculos a simple vista, inquieta, molesta, soñadora. Es lo que me llena de fuerza para demostrarle a muchos que “llegarán cuando vayan, más allá del intento”.

Sí.Sí.Sí. Sigo feliz. Completamente feliz!! Por eso ya no escribo tanto. Empecé a leer más. A levantarme más temprano. A hacer cosas productivas durante TODO el día. A usar mi agenda. A trabajar de lunes a lunes. A programar viajes. A tomar clases de padel. Empecé a disfrutar realmente la vida y creo que es una buena razón para ser feliz.

Porque en mi último viaje me di cuenta que disfrutar la vida era sólo cuestión de decisión. Entendí que la actitud y el positivismo ante todo hace que las cosas cambien. Aprendí que mi pasado no es mi futuro. Me enseñaron a reirme hasta de lo más absurdo. Recién después de 22 años, pude ver que para cumplir mi sueño de vida (tu máximo “porqué”), lo único que tenía que hacer era proponerme a cumplirlo y empezar a transitar el camino hacia él.

“Feed your dream everyday” R.G